Hoy, después de un día que no puedo describir con palabras, abordé un taxi rumbo a casa y, antes de preguntarme mi destino, el poco ortodoxo taxista me cuestionó sin advertencia alguna: "Qué sería de nuestras vidas sin las mujeres?". Menudo semblante he de portar para que eso sea lo que un extraño me pregunta antes de proveerme un (muy deficiente) servicio.
Tras escuchar mi respuesta ante la inadvertida pregunta, recité confundido mi destinación y, para variar, el taxista no sabía cómo llegar. "Ay tú me dices cómo llegar. Al fin es tu casa." Esa no sería la primera estupidez que escucharía en un lapso de menos de 10 minutos.
Mi primera duda fue determinante pero inútil: a este tipo qué le importa mi muy humilde opinión sobre todo lo que me interroga? Y aún más importante, para qué me pregunta sí se va a contestar solo? Me dejé llevar por la situación, la verdad me importaba más que no me asaltara, ser bombardeado por información innecesaria pero flagrante era la menor de mis preocupaciones.
Y el relato comenzó: "Yo soy divorciado, compa, pero como me dicen en mi pueblo: "Por unas chichis y un par de nalgas se hacen muchas pendejadas" ... Menos mal que mi cara de perplejidad ante semejante aseveración era escondida por la penumbra. Hombre! Acabo de tener un buen día, me nefrega si estás casado con un burro, deja de decir boludeces y písale. Pensarlo no era suficiente, la voluntad no se manifiesta por mero gusto. "Antes me shutaba todo un día de ida y regreso por una vieja de Chipilo, a veces para comer o por una pinche paletita. Muchas veces para pelear o decirle puras pendejadas. Pero la quería." Se nota, pero estaba por ponerse peor. "Le dije: vente a vivir pa' la casa, y no quiso. Me dijo: siempre estarás casado ante la ley de Dios. Y me dejó, compa. Me destrampé, agarraba puras viejas diario y a lo pendejo, sin condón y sin pensar en las consecuencias. Pero eso te vuelve más cerdo, compa, y eso es malo. Un día desperté temprano y me dije a mí mismo: Diosito no quiere esto para mí. Me vestí, me levanté y empecé a ir diario a misa de las ocho." Guardó silencio, esperando una respuesta de mi parte. Mi cara de estupefacción y mi apabullante callar fueron suficientes para darle a entender de forma muy sutil mi respuesta, que de ser algo expresado con palabras hubiera sido un "Qué carajo acabo de escuchar?" Me estaba intentando dar un sermón de moral, mujeres, religión y comportamiento social! Para mi buena o mala fortuna, lo distrajo lo suficiente una persona que, de forma muy irresponsable, cruzaba la calle mientras estaba la luz verde en una calle concurrida y de flujo constante.
"Hace unos días un maricón se me cruzó así y frené a tiempo. Se hizo el atropellado, saltó y se tiró para hacerse el lastimado. Tú crees?" moví la cabeza de forma hipócrita, como suelo hacerlo. Prosiguió: "Me bajé y le dije, no te hagas güey, ni te pegué. Se hizo el lastimado y le dije: ahorita que vengan los otros taxistas te vamos a partir tu pinchi madre pa' que de verdad te hagas el lastimado. Lo corretié y se echó a correr. Se estaba haciendo el lastimado. Somos bien bravos en la costa." Uy, qué malvado. Seguro tus "rayitos" grises lo asustaron.
"Qué música te gusta, compa?" Por razones más que aparentes no le iba a contestar que me gusta el rock progresivo y el post-rock, pero que últimamente escucho cosas como Miike Snow o Capital Cities. Me limité a contestar lo irrebatible: "De todo." Como lo esperaba, siguió narrando imparable: "Es que una doña que es bien bailarina me dio este disco de cumbia pero está rete-culero." Eso fue lo más inteligente que dijo en toda la noche, para no perder el balance preguntó otra estupidez: "Y por qué se llama Las Palmas? Es por estas palmerotas? Es como Aguasanta, es una mentirota, ni hay agua ni es santa." Con miedo a que semejante nivel de burradas por minuto tuviera una causa contagiosa me remití a responder de forma determinante: "Es aquí del lado izquierdo."
Al fin! Mi hermoso destino! "Gracias por platicar conmigo, compa. La gente casi no me entiende." Por qué será? "Son cincuenta varos." Hijo de las mil putas! Me cobraste la valiosa lección de vida que me acabas de dar? Le pagué para no tener que escuchar más y me bajé con la verdadera lección del día: Nunca salgas de casa sin audífonos.
No obstante, lo ocurrido durante el día de ayer fue más importante que esto recién relatado; aunque, ahora que lo pienso, hasta ver a un perro perseguir su propia cola hubiera sido más interesante que oír a ese individuo.
Tras escuchar mi respuesta ante la inadvertida pregunta, recité confundido mi destinación y, para variar, el taxista no sabía cómo llegar. "Ay tú me dices cómo llegar. Al fin es tu casa." Esa no sería la primera estupidez que escucharía en un lapso de menos de 10 minutos.
Mi primera duda fue determinante pero inútil: a este tipo qué le importa mi muy humilde opinión sobre todo lo que me interroga? Y aún más importante, para qué me pregunta sí se va a contestar solo? Me dejé llevar por la situación, la verdad me importaba más que no me asaltara, ser bombardeado por información innecesaria pero flagrante era la menor de mis preocupaciones.
Y el relato comenzó: "Yo soy divorciado, compa, pero como me dicen en mi pueblo: "Por unas chichis y un par de nalgas se hacen muchas pendejadas" ... Menos mal que mi cara de perplejidad ante semejante aseveración era escondida por la penumbra. Hombre! Acabo de tener un buen día, me nefrega si estás casado con un burro, deja de decir boludeces y písale. Pensarlo no era suficiente, la voluntad no se manifiesta por mero gusto. "Antes me shutaba todo un día de ida y regreso por una vieja de Chipilo, a veces para comer o por una pinche paletita. Muchas veces para pelear o decirle puras pendejadas. Pero la quería." Se nota, pero estaba por ponerse peor. "Le dije: vente a vivir pa' la casa, y no quiso. Me dijo: siempre estarás casado ante la ley de Dios. Y me dejó, compa. Me destrampé, agarraba puras viejas diario y a lo pendejo, sin condón y sin pensar en las consecuencias. Pero eso te vuelve más cerdo, compa, y eso es malo. Un día desperté temprano y me dije a mí mismo: Diosito no quiere esto para mí. Me vestí, me levanté y empecé a ir diario a misa de las ocho." Guardó silencio, esperando una respuesta de mi parte. Mi cara de estupefacción y mi apabullante callar fueron suficientes para darle a entender de forma muy sutil mi respuesta, que de ser algo expresado con palabras hubiera sido un "Qué carajo acabo de escuchar?" Me estaba intentando dar un sermón de moral, mujeres, religión y comportamiento social! Para mi buena o mala fortuna, lo distrajo lo suficiente una persona que, de forma muy irresponsable, cruzaba la calle mientras estaba la luz verde en una calle concurrida y de flujo constante.
"Hace unos días un maricón se me cruzó así y frené a tiempo. Se hizo el atropellado, saltó y se tiró para hacerse el lastimado. Tú crees?" moví la cabeza de forma hipócrita, como suelo hacerlo. Prosiguió: "Me bajé y le dije, no te hagas güey, ni te pegué. Se hizo el lastimado y le dije: ahorita que vengan los otros taxistas te vamos a partir tu pinchi madre pa' que de verdad te hagas el lastimado. Lo corretié y se echó a correr. Se estaba haciendo el lastimado. Somos bien bravos en la costa." Uy, qué malvado. Seguro tus "rayitos" grises lo asustaron.
"Qué música te gusta, compa?" Por razones más que aparentes no le iba a contestar que me gusta el rock progresivo y el post-rock, pero que últimamente escucho cosas como Miike Snow o Capital Cities. Me limité a contestar lo irrebatible: "De todo." Como lo esperaba, siguió narrando imparable: "Es que una doña que es bien bailarina me dio este disco de cumbia pero está rete-culero." Eso fue lo más inteligente que dijo en toda la noche, para no perder el balance preguntó otra estupidez: "Y por qué se llama Las Palmas? Es por estas palmerotas? Es como Aguasanta, es una mentirota, ni hay agua ni es santa." Con miedo a que semejante nivel de burradas por minuto tuviera una causa contagiosa me remití a responder de forma determinante: "Es aquí del lado izquierdo."
Al fin! Mi hermoso destino! "Gracias por platicar conmigo, compa. La gente casi no me entiende." Por qué será? "Son cincuenta varos." Hijo de las mil putas! Me cobraste la valiosa lección de vida que me acabas de dar? Le pagué para no tener que escuchar más y me bajé con la verdadera lección del día: Nunca salgas de casa sin audífonos.
No obstante, lo ocurrido durante el día de ayer fue más importante que esto recién relatado; aunque, ahora que lo pienso, hasta ver a un perro perseguir su propia cola hubiera sido más interesante que oír a ese individuo.
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