viernes, 4 de enero de 2013

Cada segundo (es egoísmo puro)

El verdadero problema con los activadores de malos recuerdos es que la memoria es individualista, egoísta natural. Cuando asignamos una porción de recuerdo a alguien, estamos condenando al abismo inexorable a todos los demás, porque, como idiotas, nos resignamos a ese control individual y no hacemos nada por intentar atribuir a alguien más el estímulo del dolor. Una canción, por ejemplo, si al escucharla nos trae un recuerdo indeseable de una persona, por qué no repartimos la responsabilidad? Por qué la unilateralidad del recuerdo? Si delegáramos el sector dedicado la reacción sería diferente. Execremos al olvido por proxy a todo lo que no merece permanecer.

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